viernes, 14 de agosto de 2009

La luz se cuela por un trébol...

Bajo los frondosos árboles la luz conseguía colarse, y tilileaba suave sobre la hierba. Cerca, se escuchaba el débil golpeteo del agua; gota contra gota.
Aquel parque era inmenso, como la profundidad de mis lágrimas al recordar tu sol.
Abro los ojos. El ruido del agua se hace mas intenso, ¿donde estoy?
Llego a un invernadero de calor sofocante. De repente, olvido mis pensamientos: una gota de rocío se desliza por una caña de bambú, hasta caer al suelo y romperse en mil pedazos que se olvidarán...
La magia oriental se mezcla con la de un invierno con brotes de plata. Todo parece irreal.
Mmm... Se escuchan trinos de pájaros, se huele a azahar y, aunque camino entre asfalto y piedras, siento la naturaleza a mis lados.