jueves, 31 de enero de 2019

Quédate.

Vuelves como vientos de otoño,
vuelves desde el oeste
trayendo historias, cientos de sabores,
y la misma chispa en tus ojos. El mismo fuego cansado.
Vuelves y lo enciendes todo dentro de mí.
Y no puedo decirte que no te vayas, que te quedes, que por favor me des más: más palabras, más tactos, mas cenas y alcohol ahumado, más duchas sin calefactor y más noches curando tu insomnio.
Vuelves y te vas.
Vuelves, y ambos seguimos nuestros caminos.
Vuelves, y solo quiero agarrarte de la mano.

miércoles, 16 de enero de 2019

estoy cansada

he buscado “cansada de luchar” en Google,
y no salías tú.
he buscado porque yo también estoy cansada,
hermana,
y quería leerte, quería recuperar fuerzas,
ver que no estoy sola.
ver que estar cansada es normal.
estoy cansada de luchar, hermana,
y mi lucha no es ni la décima parte de la que fue la tuya,
yo no he afrontado golpes, ni muchos insultos,
ni un color de piel “exótico de esos”, ni una discapacidad, ni tener que salir al campo día sí y día también, ni me han mutilado la vagina ni los pechos, ni me han sacado de la escuela a palos, ni me han casado con un hombre treinta años mayor que yo, ni me han vendido como esclava.
pero estoy cansada.
hoy he descubierto que lo que venía sospechando es cierto:
que no estoy a salvo en casa.
y no hablo, hermana, de nada de lo anterior,
hablo de un refugio, simplemente, de paz, 
no de ausencia de guerra.
pensé que en casa estaría bien,
arropada contra las tormentas que luchan fuera
y de las que podría escapar al menos unas horas.
equivocada estaba.
un veneno ha entrado en la sociedad,
y también en mi casa,
y a quienes debía la devoción más grande han pronunciado hoy las palabras más crueles.
y estoy cansada de luchar, hermana, porque pensaba que mi lucha solo estaba fuera.
¿es esta la vida que me espera?
¿no podré gozar yo como ellos de paz, de tranquilidad?
¿de saberme segura?
quiero descansar, hermana, en un sitio seguro.

pero ya abrí los ojos.

jueves, 19 de mayo de 2016

Vamos a un post por año.
Esto decae.
Para un sitio que hice mío, voy y lo abandono... Abandonado no es la palabra. Yo no abandoné París, ni Gante, ni Brujas ni Bruselas, ni tampoco Budapest. No abandoné los pedazos de Inglaterra que conocí aquel verano. No he abandonado aquel lugar al que retorno tras la primavera y el otoño.
Las personas avanzan, y yo he cambiado. Si fuera un dibujo, lo único que habría permanecido sería la sucia hoja sobre la que se trazan líneas de colores, y líneas de negro.
"Una racha de viento nos visitó".
¿Qué es lo que nos hace volver? Una persona que nos escribe de nuevo. Una persona del pasado, que por más irrelevante que fuera en su momento, arrastra consigo recuerdos, lugares y frases que son de otro lugar, de otro tiempo. Trae calima y palmeras.
Pero ahora estoy tan, tan lejos de todo eso. Tan lejos del calor. De ese calor.
En menos de un año me cubrirá la nieve, y volveré a estar conmigo.
La vida avanza imparable, pero yo creía que lo que atrás se queda solo puede ser recuperado por la mente, escarbando en los recuerdos. ¿Es esto pasado, o una vuelta de tuerca de mi presente?