sábado, 17 de abril de 2010

El secreto de la primera página.

Sinceramente, no creo que ése último libro te haga falta. Ya estás lleno de melancolía, historias tristes que no incluyen su final, niños que perdieron a sus padres, libros consumidos en un rincón... Y por eso, no te aconsejo que te lo lleves. Que lo dejes en el fondo de una maleta olvidada en una estación de trenes, que lo lleves junto a tu pecho y no te atrevas a leerlo, que en un determinado punto de tu travesía hayas de empeñarlo y te cueste desprenderte de el... Prefiero que te lleves los de siempre, El Principito, un par de Neruda y alguno con final feliz. Que en el tren te duermas y se caigan al suelo, que se te rompa una página, que te los robe un crío que busca que comer... Además, ¿para que llevarse algo que no necesitas? Yo lo sé mejor que tú. ¿Para que llevarse un peso muerto del que te sentirás culpable o ignorarás hasta leer la primera página? Hazme caso... No desperdicies lágrimas si sabes que no me volverás a ver. No desperdicies lágrimas si no sabes lo que te va a esperar en la primera línea, en el fondo de tu sombrero, en uno de tus múltiples bolsillos, en mi corazón... Si sabes que esto va teñido de gris para ocultar el limpio dorado que late en cada letra, para esconder el secreto de la primera página... El amor que siempre te escondí.