miércoles, 16 de enero de 2019

estoy cansada

he buscado “cansada de luchar” en Google,
y no salías tú.
he buscado porque yo también estoy cansada,
hermana,
y quería leerte, quería recuperar fuerzas,
ver que no estoy sola.
ver que estar cansada es normal.
estoy cansada de luchar, hermana,
y mi lucha no es ni la décima parte de la que fue la tuya,
yo no he afrontado golpes, ni muchos insultos,
ni un color de piel “exótico de esos”, ni una discapacidad, ni tener que salir al campo día sí y día también, ni me han mutilado la vagina ni los pechos, ni me han sacado de la escuela a palos, ni me han casado con un hombre treinta años mayor que yo, ni me han vendido como esclava.
pero estoy cansada.
hoy he descubierto que lo que venía sospechando es cierto:
que no estoy a salvo en casa.
y no hablo, hermana, de nada de lo anterior,
hablo de un refugio, simplemente, de paz, 
no de ausencia de guerra.
pensé que en casa estaría bien,
arropada contra las tormentas que luchan fuera
y de las que podría escapar al menos unas horas.
equivocada estaba.
un veneno ha entrado en la sociedad,
y también en mi casa,
y a quienes debía la devoción más grande han pronunciado hoy las palabras más crueles.
y estoy cansada de luchar, hermana, porque pensaba que mi lucha solo estaba fuera.
¿es esta la vida que me espera?
¿no podré gozar yo como ellos de paz, de tranquilidad?
¿de saberme segura?
quiero descansar, hermana, en un sitio seguro.

pero ya abrí los ojos.