sábado, 2 de octubre de 2010

Mar de Nubes

Muchos de nosotros vivimos en lo que yo llamo un mar de nubes. Nunca sabes sobre qué te sientas, si sobre suave o esponjoso o húmedo, o no te sientas del todo. Vuelas alto y lejos, ajena a los que suspiran allá abajo, deseando el vaivén de tus olas. Juegas con ellos, sonríes; y sin querer les haces daño. Huyes asustada. Te dejas mecer por el viento, pero pocas veces obedeces sus caprichos. Y siempre, siempre lejos... Al descansar, encuentras en las nubes una extraña tranquilidad, te entretienes imaginando ovejitas y dragones, y perros con tres lenguas. Poco a poco, te sientes un poco vacía. Giras sobre ti misma y miras abajo. Descubres ese sueño. Tu sueño. Tan real... Tan ajeno a tu Mar de Nubes... No bajas, haces que el suba. Sonríes, sonríes mucho. Pero no te das cuenta que es él quien esta vez juega contigo. Tan rápido como llega se va. Te deja ese dulce sabor de boca, tan salado, tan amargo que te lamentas y maldices. Haces que las nubes te envuelvan y remoloneas un rato, aún triste. Pero no, no te quedas así. Sabes que eres un rayo de sol tímido, juguetón, atrevido. Puede que algunos te posean o crean poseerte algún tiempo, pero tu naturaleza te impulsa a seguir. A no quedarte atrás, presa o libre, contenta o triste. Dejando muchos corazones rotos, tanto como el tuyo mismo. Pero sigues, sigues... Conociendo amigos que aparecen y desaparecen en la niebla... Pero sigues.