jueves, 19 de mayo de 2016

Vamos a un post por año.
Esto decae.
Para un sitio que hice mío, voy y lo abandono... Abandonado no es la palabra. Yo no abandoné París, ni Gante, ni Brujas ni Bruselas, ni tampoco Budapest. No abandoné los pedazos de Inglaterra que conocí aquel verano. No he abandonado aquel lugar al que retorno tras la primavera y el otoño.
Las personas avanzan, y yo he cambiado. Si fuera un dibujo, lo único que habría permanecido sería la sucia hoja sobre la que se trazan líneas de colores, y líneas de negro.
"Una racha de viento nos visitó".
¿Qué es lo que nos hace volver? Una persona que nos escribe de nuevo. Una persona del pasado, que por más irrelevante que fuera en su momento, arrastra consigo recuerdos, lugares y frases que son de otro lugar, de otro tiempo. Trae calima y palmeras.
Pero ahora estoy tan, tan lejos de todo eso. Tan lejos del calor. De ese calor.
En menos de un año me cubrirá la nieve, y volveré a estar conmigo.
La vida avanza imparable, pero yo creía que lo que atrás se queda solo puede ser recuperado por la mente, escarbando en los recuerdos. ¿Es esto pasado, o una vuelta de tuerca de mi presente?