No se si alejarme o quedarme y hacer(me) frente. Porque es mío. Mi territorio. De nadie más. Entonces, ¿por qué me siento condicionada por sus futuras opiniones?
Eso está mal.
Es mío. Lo creé para mí. No soy egoísta, simplemente me reclamo a mi misma. ¿¡Cuándo me vendí a ningún postor y por los mismos términos?!
Porque empezó siendo un rincón silencioso y modosito. Me leía yo misma, y ni siquiera necesitaba eso. Me valía con ser yo misma. Sin censurarme. Expresando lo que sentía de la forma que lo sentía. Cursiladas, chorradas, risas, sonrisas, miradas cínicas, apoyo, amor, velocidad, tristeza, uñas negras, cabellos dorados. ¿Cuándo pasó a ser de su propiedad? Nunca; no debería.
No se si estoy enfadada conmigo misma o con ellos. Aunque, bueno, no tienen culpa de nada. No, fui yo misma y mi estupidez y mis ganas de brillar, sin darme cuenta de que ya soy la estrella más brillante y de que el brillo tengo que verlo yo, nadie más.
Así que bueno, ahora recapacitaré, y volveré a escribir para mí. Y lo que me apetezca. Lo prometo.
Lucía Moreno