lunes, 1 de octubre de 2012

Carta 5, Quinta Noche.

Tengo el vaso frente a mi, medio vacío, nada comparado con lo que solías darme. Otra oportunidad, puedo hacerlo mejor. Si me dejas sola ésta noche, despertaré sola, y no me digas que debe ser así. A veces te observaba cuando dormías y escuchaba tu respiración, miraba tu pecho y acariciaba tu cabello. si no fue suficiente, puedo hacerlo mejor. Te juro que mi "corazón de piedra" te estará cantando hasta que muera.
¿No sabes que ya está roto?
¿No sabes que a pesar de no ser la única para ti, tú sí eres el único para mí?
Quédate, no te vayas.

Carta 4, Cuarta Noche.

¿Cuáles fueron las últimas palabras que te escribí? Aquellas llenas de sangre en una desgastada noche. ¡Soy yo otra vez, querido! Dime, ¿fue todo una mentira? ¿Quemaste mis cartas? ¿Te dolió la oscuridad? Porque yo aún sigo viendo tu eterna sonrisa y tus ciegos ojos. Asumo que no te preocupa. ¿Fueron las últimas palabras que te escribí suficiente para tí?

Carta 3, Tercera Noche.

Felicidades, te odio.
Oh, Lulú.
Todo lo que tenías lo tiraste por la ventana.
Lulú.
Lo arrojaste a un pozo y lo cubriste de piedras.
Oh, Lulú.
Mi pequeña y pobre Lulú, que no sabe lo que quiere.
Lulú. Muere.

Carta 2, Segunda Noche.

En el mundo perfecto de las cosas que dices hay también un papel por ahí para mi, no me escondo. "No te preocupes por la distancia", me dices, que escuche tu voz, me dices. ¿Qué me has hecho, en qué me has convertido? Apenas me queda tiempo para decirte cuánto te quiero, cada palabra es muerte comparada con la siguiente. En el mundo genial de las cosas que dices hay historias sin protagonistas, o tú y yo con demasiadas que contar o silencios que prometer, hay dibujos terminados; ahí, donde estamos solos, ese sitio que has creado y es sólo nuestro. Puede que llegue el día en que no tengas nada que decirme, en que no haya más autobuses y más trenes, que ya no nos sintamos llenos de vida, y te diré por qué: las cosas que brillan, aunque pierdan su brillo, no dejan de ser menos valiosas.
En tanto que tú me amas yo hago lo propio hacia alguien fantástico. Parece sacado de una película. Es irreal, pensé, pienso, pensaré. Así que volemos lejos y bien alto, visitemos el Titanic y juguemos con sus sirenas de pálidos rostros y sueños hundidos, persigamos a Kira, dejemos que sea siempre primavera. Si te quedas conmigo te prometo que mi corazón será tuyo, al igual que mis pensamientos, mis emociones y mi cuerpo. Déjame la libertad.

Carta 1, Primera Noche.

El agua cae del cielo y yo tendría que irme; si aún estoy viva debo encontrar la respuesta, aquella que se oculta tras tus ojos. La lluvia se detiene. Si quiero sobrevivir, tengo que pensar rápido.
Tu cuerpo es una locura.
Pensé que juntos podríamos luchar. Los templos se derrumban a mi alrededor, pero tú estás intacto. Las llamas lo envuelven todo. ¿Debería volver? ¡Tú te has quedado con lo mejor de mi! El silencio del fin comienza, puede que esté equivocada, pero pensé que juntos podíamos luchar contra ésto. Te alejas, ¿verdad? Te llevas lo mejor de mi.
Parece que jamás volveremos a vernos.
Quizá un trueno quiebre el cielo y nazcamos de nuevo.

lunes, 20 de agosto de 2012

Lluvia.

Llueve, llueve, y parece que con cada gota que cae una lágrima se desprende de unas pestañas. Las catedrales lloran recuerdos de desconocidos, santos y demonios. Las piedras de la calle se lamentan, y quieren huir de su eterno ataúd gris resbalando poco a poco. Las fuentes no distinguen ya dolor propio del que se derrama del cielo.
No hay niebla.
Sólo lluvia.

martes, 10 de julio de 2012

Picture a world for us.


El tiempo es imparable. No espera por nadie. Y nadie se percata de él hasta que pasa, ni siquiera yo. Qué fue de cuando estábamos los cinco, seis, los siete juntos; haciendo, mejor dicho, hacíais trastadas, y yo me reía. Qué fue de esas mañanas de piscina y esas tardes tirados en la calle. Qué fue de esas cenas juntos y ésas noches en las rotondas. Qué fue de algo que parecía eterno. Jamás os necesité, qué va, pues había mil opciones antes que vosotros, pero, ¿y cuando quería salir y estabais vosotros allí? Perdí mucho tiempo que hubiese sido maravilloso a vuestro lado, y como era de esperar, sólo ahora me doy cuenta; ahora, cuando estamos más lejos que nunca. Cuanto os quise, y cuantísimo os quiero, y demasiado es lo que os echo de menos.
Recuerdo cuando estuvimos todos juntos, que íbamos al parque, o simplemente nos quedábamos delante de mi muro, pasando las horas. Recuerdo las cartas de Yu-Gi-Oh!, la bici, el skate, el parkour, el rock y el rap, las carreras, el “polis y cacos”, las excursiones al Roque Nuble en las que nos acompañaban mis padres, la furgoneta de Hannah y Shaimah en la que me planteé dar mi primer beso, la piscina de Heri y el Clipper de fresa, el gatito de Marco, el día en que mi hermano se rompió la barbilla y él me consoló haciéndome ver videos de gatitos que tocaban la batería y la guitarra, las innumerables mascotas de Jimmy y Sunny, las heridas, el barranco, los céntimos que racaneabais para ir por un refresco al Hiperdino, la barbacoa post-Carnaval, el día que fuimos a la playa, el día del airsoft, mi despedida, la cena y el billar, mis cumpleaños, los vuestros, todos los regalos, todas las sonrisas, las peleas, los enfados, las lágrimas, las miradas cómplices, los “cuando sea mayor quizá, hasta entonces podemos ser amigos”, la luna por el telescopio. Recuerdo tanto y tan poco que no podría escribir menos de mil páginas y seguir en blanco.
El primero en irse fue Heri con su hermano. Mi segundo “novio”. Él sí me quiso, y todo lo que jugué yo con él y lo mal que me porté. Eso fue de mi época cuando tenía miedo a amar y ser amada. Heri me quería. Y antes de ello, qué bien lo pasamos todos juntos, con las carreras de bicis y todos los juegos que inventaban y surgían ante mi mirada aburrida, pero atenta. Aquella temporada cuando tuvimos que llevarle a clase. Y cuando me invitó a dormir, que me dio ¿miedo, corte?, pero que al final no fui, a pesar de disculparme con su madre. Íbamos a ver Monstruos S.A. Soy idiota. Y sí, se acabó yendo a Lanzarote, y su casa quedó vacía, y ningún coche azul cielo volvió a pisar Pilar Lorengar, y la calle se sumió en un silencio triste, que ninguno quería reconocer.
Luego llegó Kevin, el eternamente conocido por su perro Simba, tres veces más grande que él (que una vez entró en mi casa haciendo chillar a mi madre), y por ser un skater empedernido. Cuando se rompió las dos piernas pensé que se me paraba el corazón, aunque lo hizo de verdad cuando me enteré que le gustaba. Entramos, pues, en el eterno juego de los mensajitos, el despedirse con besos, las sonrisas pícaras, las pestañas rizadas y el falso rubor. Amor, de nuevo, no. Su sonrisa y su carita dulce realmente enamoraban, pero yo en aquel entonces no tenía más ojos que para mis libros, y poco a poco fuimos construyendo, ambos, una herida de la que sólo se saldría con rencor y burlas. Eso me llevó a encerrarme más en mi, hasta que llegó Marco, cómo el ángel que siempre ha sido, y nos salvó a los dos. Y todo quedó en una simple amistad, olvidado el pasado, con poca comunicación y demasiadas bromas sin sentido.
Marco me pidió salir, al igual que Jimmy, y así me convertí en la princesa, la única chica del grupo, como había sido siempre, pero más creída. Todos, todos me adoraban, y lo hicieron hasta que el día que me fui. “No nos separará la distancia”, dijeron, pero yo sabía que era algo irreparable, que tras una pantalla no habría más allá de un saludo simple. Sonrío cada vez que veo algo de ellos. Una nota, una foto. Y lloro cuando me da cuenta que sólo eso está entre mis manos, que los he perdido para siempre. Y se han perdido. Heri, yo, Marco dejó a Jimmy y Sunny tras que ellos se metiesen en las drogas, y de Kevin no he vuelto a saber nada.  Así que sonrío por separado, sonrío por un pasado inmejorable, por cada segundo a su lado, porque me hicieron sentir especial. Muy especial. A su lado podía volar. Literalmente, si se lo hubiese pedido, me habrían construido un avión gigante de papel y lanzado por el barranco. Nunca hablé con ellos de mis problemas, porque a su lado desaparecían. Y ahora ha desaparecido todo. Cuando tengo noticias de ellos pienso en cuánto han cambiado las cosas, cuánto nos hemos separado, y dónde habrá quedado aquella amistad, la más hermosa que recuerdo. Lo único que puedo hacer es desearos lo mejor; a ti, Marco, el primero siempre, el más especial de todos, tu sonrisa viajará siempre conmigo, quiero que no dejes de luchar por lo que crees y lo que fieramente anhelas, por las tardes en el Longboard y las mañanas de instituto, o de Universidad, o de lo que sea que hagas. Quiero que te acuerdes de mi un poco, y que llores una lágrima que caiga contra el mármol, que se haga mil pedazos que te recuerden cada momento que estuvimos juntos. A ti, Heri, el eterno deportista y romántico, que te vaya bien, que sonrías, que sigas bebiendo Clipper de fresa, que ganes todas tus carreras, que no guardes para siempre mi foto en el fondo de un cajón. A ti, Kevin, mi masoca preferido, que por cada herida que te hagas te levantes dos veces, y a la tercera te quites el sudor de la frente tal como hice yo la primera vez que me subí a tu skate. A ti, Sunny, el grandullón de buen corazón, espero que despiertes pronto y salgas de donde jamás debiste entrar, porque estuve contigo siempre y no recuerdo haberte enseñado eso. A ti, Jimmy, el malote, el guay, el moderno; te perdiste en tu vanidad y confianza, y mira a dónde has llegado y a quien has arrastrado contigo. Si aún recuerdas aquel susurro del walkie-talkie, entonces más te vale sonreír.
Y a los pasajeros, a Hannah y Shaimah y su hermano pequeño del cual no me acuerdo el nombre, a Tatiana y su hermano del que tampoco…, a ese gorila amigo de Marco, que tampoco me acuerdo, al borracho del parque, a Kevin; os veo borrosos.
Frustración, tristeza, soledad, alguna que otra sonrisa, es lo que soy al recordaros; pero también soy alegría, risas, milagros, y patadas, y amores que acabaron mal, y amistades que acabaron aunque fuesen inmortales. Pero siempre he sido vosotros, y siempre lo seré; porque juntos somos únicos.

martes, 19 de junio de 2012

Broken

Creo que.. Volveré a componer...
Dejarlo fue un error, pero en ese momento el error más apropiado que podía cometer.

domingo, 27 de mayo de 2012

La mente es un mundo extraño.

Giramos y giramos y nunca sabemos a donde vamos a ir a parar. Los horizontes se amplían, la lluvia sigue cayendo, y los amaneceres sólo los capta la retina.
Pero anochece.
Realmente anochece.

Y no puedo evitar sonreír.

La mente es un mundo extraño.

Había una vez una chica que era feliz, o parecía serlo. Tenía muchos amigos, le iba bien en la escuela, no tenía problemas en casa. Y siempre estaba dispuesta a ayudar a todo el mundo y no dejaba de sonreír. Mucha gente se aprovechó de ésto y la traicionó. La otra poca gente que quedaba la llamaba "inocente" o "ilusa" por creer en esas personas. Ella no era nada de eso. Pensaba: "lo fácil es volver la cabeza y simplemente ignorar, pero yo creo que ayudar a alguien cuando lo necesita requiere valor, y aunque no obtenga nada a cambio, aunque me respondan dándome la espalda, sé que les he ayudado, que he hecho bien."

Ésta chica tuvo una buena vida, y lo sabía todo el mundo, pero nadie conocía sus problemas, y a ella eso tampoco le interesaba. En el fondo, como ya habréis podido intuir, estaba sola.
Poseía una madurez impropia de su edad, veía cosas que el resto ni se percataba, sufría el doble, pensaba el triple. "Me ha tocado el peso de unos años que no tengo." Cuando ya no podía más y se encerraba en su cuarto a llorar en la cama, se recriminaba por ello. Tenía que ser fuerte. Si había alguien que jamás la fallaría era ella misma. Y eso es lo que era: una chica aparentemente normal. Una chica que no, no había pisado los mundos del alcohol o las drogas, no había tenido una "infancia difícil", no la habían marginado nunca, no había tenido problemas económicos, ni traumas, ni intentos de suicidio.Y todo esto no es necesario para pensar y sufrir y ver el mundo como lo hacía ella.
No es ninguna mártir.
Y nadie ha de sentir lástima por ella.


Todo se verá, las hojas caen, llegará el invierno y será pronto primavera. Y así toda la eternidad.

domingo, 6 de mayo de 2012

A Lunatic's Confession

It´s our love in death. 私たちの愛は永遠に続く

A veces pienso que deberíamos correr lejos, dejando todo atrás, y permanecer fuera por siempre. 永遠に一緒に滞在
Vencer esta distancia (我々はこれまでのところである?) es complicado. Me estoy viniendo abajo. Falling down. No quiero verte morir. No quiero que te vayas. Pero no puedo hacer otra cosa (私は無駄な感じ!). Encerrada en mi mente comienzo a pensar, a caer, no hay tiempo, quiero estar contigo para siempre.
We don't plan. Did you believe my words? WHY DID I FALL IN LOVE WITH YOU?!? Esto se vuelve una tortura. Ya no puedo cantarte para dormir. Nunca pude. ¿Me amas? Yo lo sé. No quieres  (MIYAVIUTA!). Huyamos de todo, empecemos de cero, tomados de la mano recorramos un sendero juntos. を残していない! Now my body is on the floor and I am calling for aid. ¿Vendrás? Te espero.The blood drips from the corners of my mouth. If only you could see you are the only one I've dreamed of.
¿Me debería disculpar? Fue tu venenoso beso lo que me arrastró a esto. TONIGHT. Are you satisfied? ¿Qué clase de destino es éste? No te he abandonado, te sigo queriendo, lo haré para siempre.
Guy it's only you. I'm telling you the truth. Te amo.
¿No ves que eres con lo que he soñado siempre? 
Números y fechas que giran y giran donde no hay espacio, pero debería haberlo. ASFIXIA. Creo que me enamoré muy rápido, pero estoy bien. Sé que debería haber mantenido los ojos bien abiertos la primera vez que nos besamos. Esas fueron las palabras que me dijiste: "Eres lo mejor de mi vida, eres mi todo y mi nada, mi razón de vida, mi futuro y mi esperanza."
¿Cómo pude estar tan ciega? SO BLIND.
Oh, ¿es éste mi destino? ¿Es ésto lo que nos espera? Huyamos bien lejos de toda medida de distancia, perdámonos hasta desaparecer de los ojos que observan, subámonos hasta donde no nos puedan alcanzar.
Fui yo misma la que tendió su corazón y el cuchillo.Pero no me arrepiento.There's any doubt. Leave the world outside. Imagina dónde estarías ahora de no ser por mi. I'll bury them for this.
The dream is over. Lets start another new. Sé sincero. What do you want for me? What do you want to see? What do you want to believe?
Déjame entregarme a ti, sin marcos, sin dudas, quiero que me veas desnuda y comprendas todo lo que estoy dispuesta a hacer por ti. Must be something new. HEY LIAR!
Tan sólo digo la verdad. No te mentiría. Mi corazón no soportará esto mucho más. ¿Puedo verte? ¿Puedo acariciarte y escribir una sonrisa entre ambos pliegues de tu boca? Quitarte la ropa, somos jóvenes y aún así cargamos con un peso de años que no nos corresponde. Arañarte la espalda. Veo el mundo que podemos crear. Tan sólo sígueme. Lamer un cuello que subirá y bajará agitado. Icess soy yo. My thirst for blood turns me on, how sweet.
No nací para esto.
El mundo se derrumba, we will fight or we will fall; ateponernos a todo lo demás. Somos mejores, invencibles, volemos alto lejos del agua, del frío y del calor, del rap y el reggueton; lejos de los sueños rotos y las promesas sin cumplir.
La vida no tiene sentido, ni la muerte. Love can be just beautiful torture. Sin ti.
Jamás me iré sin ti entre mis brazos. Un día los cuentos hablarán de éste beso eterno, y los amantes no soñarán más con Romeo o Julieta. Nuestro amor nunca morirá.
Estaremos juntos para siempre.

jueves, 12 de abril de 2012

9 de Abril de 2012

Me levanté pronto gracias a la alarma, y salí de la cama 15 minutos después. En el pasillo me encontré a mi hermano, quien, intentando ocultar su emoción, me entregó un paquetito de terciopelo negro en el cual unas letras rezaban "El Señor de los Anillos" en dorado. Sonreí. Lo abrí y ahí estaba, el Anillo Único. De inmediato me lo colgué al cuello.
Bajé las escaleras y mi madre me felicitó y me dijo que volviese a la cama, que tenía que desayunar allí. Yo seguía sonriendo, así que volví y esperé. Media hora más tarde, tras haber soplado una vela y recibido mis felicitaciones, cuando ya podía pensar con claridad, me acordé de aquello y empezó lo inevitable: el dolor de estómago.
Estaba nerviosa, me sudaban las manos, el corazón me latía deprisa. En aquel momento sonó el teléfono, y fui corriendo a cogerlo.
-¿...Diga?
-Lu, soy Isa.
Isa! Aleluya.
-Mira, que a las dos en el Lúdico, ¿vale? Irá a recogerte Esther.
-¿A las doce?
-Dos, dos. Con Esther.
-Ah,vale. -miré el reloj. Aún quedaban cuatro horas. - Sin problema.
-Guay.
-Tía, estoy nerviosísima... No tengo ni idea de que puede ser, pero muchísimas gracias a las tres, en serio. Que os toméis tantas molestias...
-Nada tía, nada. Yo también estoy nerviosa. -rió.
-Estuve pensando, ¿es un oso panda gigante de peluche?
-¡Qué va! Jajajajajajajaja.
-¡Es que no se me ocurre nada! Oscuro, grande, relativamente comestible, abrazable...
-Ts, deja de indagar. Hala, nos vemos luego. A LAS DOS TE QUIERO ALLÍ.
-Si, pesá. ¡Adiós!
-Bye.

Salí corriendo a lavarme los dientes y la cara. Las siguientes horas transcurrieron volviendo loca a mi madre, yendo del cuarto de baño a mi habitación, con la plancha en la mano, sacando ropa del armario, probándomela, arrojándola sobre la silla y mirando el Tuenti cada dos minutos. Elegí esa blusa color sangre tan bonita que tengo, la falda negra y las botas militares; y con el pelo relativamente liso, salí de mi casa a las dos menos diez rumbo al Centro Lúdico, a un minuto a paso de tortuga de mi casa. Cuando llegué me senté en un banco a esperar. Saqué el movil. 2 llamadas de Esther y una de Adsi. Suspiré. Que desastre soy.
A los 15 minutos llegó Esther, tarde como es propio en ella, agitada y sonriente. -¡Hola, Lu! ¡Felicidades!
-Gracias. Mira lo que te traje. -saqué los tomos 7 y 8 de Death Note. - Aunque me dijiste que el 7 lo leíste por internet, yo te lo presto, es más emocionante así jejeje.
-Ay, gracias. Jo, a mi la muerte de L...
Hablamos de Death Note, de qué tal nos había ido la Semana Santa, de los deberes que teníamos cada una, mientras caminábamos hacia el sitio-que-yo-no-podía-saber-por-mucho-que-preguntase. De repente, le sonó el móvil a Esther. -Ah, es Isa.
Yo callé mientras intentaba descrifrar algún murmullo asilado que salía del altavoz. Cuando colgó, me dijo: - Pues que la sorpresa se está retrasando un poco. Que no nos demos prisa.
¡Mierda! En mi interior maldecí todo lo habido y por haber. ¿En serio me iban hacer esperar más...? Parece que sí. Caminamos y caminamos. Hacía un día precioso, ideal para estar tumbado mirando las nubes, y no para recorrese la ciudad a ritmo de Ferrari. (Sí, aunque la recomendación fue "despacio", Esther pareció no darse cuenta). Compramos una Coca-Cola en un chino y nos sentamos a descansar.
Descansaría ella, porque mi corazón seguía desbocado, el muy capullo; y mi estómago no paraba de retorcerse.
Paramos en tropecientosmil sitios más por las indicaciones que le daba Isa a Esther, hasta que en una de esas le arranqué el móvil de las manos y pregunté: -¿¡¿Tiene cebolla?!?
-Sí, si tiene.
-Oh, mierda, no me gusta la cebolla.
-Lu, tranquila. - y soltó una risa histérica antes de colgar.
Esther me miró sonriendo y dijo: -Tenemos que ir a un parque cerca de aquí, y ahí ya Rebeca e Isabel se reunirán con nosotras. Mientras andamos no mires atrás, no te vuelvas.
Sinceramente, no sé que dioses me ayudaron a vencer la curiosidad y no mirar a ver qué era; no, caminé todo recto sin girar la cabeza hasta que llegamos. Al rato llegaron estas dos, sonriendo, y yo me lancé corriendo hacia ellas. -Gracias, gracias, gracias...
Isa sacó un antifaz de su mochila. La miré enarcando las cejas. -Tenemos que llevarte con los ojos vendados...
Me lo puse. -Eh tía, que veo.
-Esther, ponle tu pañuelo también.
Entonces ya no nada. Tras que mis amigas se cercioraron de ello, agarré a Esther e Isa de las manos y empezamos a andar. Tenía muchísimo miedo, y estaba muy nerviosa. Podía caerme, tropezarme, resbalar, golpearme con algo... Por suerte, nada de eso pasó.
De repente, oí la voz de Rebeca que me decía: -Cuidado con el escalón, sube.
Y dejé de oir los ruidos de la calle. ¿Dónde estábamos? -Cuidado con la mesa, Lu.
Mesa. ¿Restaurante? Sí, olía a restaurante. Avancé con cuidado, guiada por Esther. Me quitaron el bolso, y me dejaron de pie con los ojos vendados. Esperando.
Mi corazón no daba más de si, las tripas me dolían, tenía la garganta seca y no paraba de morderme los labios. Empecé a marearme.
-Felicidades, princesa. -susurró una voz dulce y grave al lado de mi oído; mientras unos brazos rodearon mi cintura
Cayó una cortina en mi mente, abrí la boca sin poder decir nada, mis ojos se inundaron de lágrimas. -¿Qué...?
-Soy yo, Jonatan.
-Jonatan.
Estaba muy quieta, tensa. Él no podía estar aquí. No debía estar aquí. Estaba en Burgos, pintando locales. Claro que sí. Él mismo me lo dijo el día anterior. No estaba aquí. Sin embargo, estaba.
-Quitadme la venda...-mascullé, intentando hacerlo por mi misma.
Cuando conseguí retirarla de mis ojos, le vi. Sí, estaba allí, en aquel restaurante chino, donde la gente nos miraba, delante de mí, sonriendo, con los ojos brillantes. -Jonatan...
No pensé. Simplemente le abracé y le besé la mejilla. Cuando nos separamos, mi corazón ya pudo volver a su ritmo normal. Y yo también.
-¿¡¿Pero qué..?!?! ¿¡¿Estáis tontas?!? ¿¡¿Cómo se os ocurre?!? ¿Cómo lo habéis conseguido? ¡Quiero saberlo todo!
Se echaron a reír, e Isa suspiró, agotada, supongo. Nos sentamos a la mesa, y una china sonriente vino a traernos la carta. Yo estaba demasiado alucinada como para mirar nada, así que lo dejé a su juicio. Empezaron a contarme. Decían que no fue demasiado difícil cuadrar los horarios, que todo había salido bien... Comimos. Yo poco, muy, muy poco. Tenía la garganta seca y no podía tragar. Lo pasamos todos muy bien, nos reímos un montón. Entonces pidieron postres, y gracias a Jonatan pobré los Lichis. Isa y Rebeca se levantaron y le pidieron al chino que pusiese "Cumpleaños Feliz", mientras le ponían velitas a una tarta. Las soplé y pedí mi deseo. El segundo de aquel día, y uno ya se había cumplido.
Entonces Jonatan sacó sus regalos.
-¿Qué? Pero si con sólo que hayas venido estoy contentísima. No te tenías que haber molestado. No hacía falta.
Él sonrió y dijo que lo hizo por voluntad y gusto. Sacó dos paquetes. El más pequeño eran unos guantes de Gothic Lolita preciosos, y el más grande el primer tomo de Bakúman con su cajita para guardarlo. Estaba sonriente, súper feliz, cuando de repente sacó otra cosa más. Ya entonces me sentí desfallecer.
Era el dibujo.
No se qué balbuceé, ni que intenté decir, pero parece ser que lo entendió. Me cogió la cara con sus manos, y me besó.
En aquel momento yo... No puedo describir como me sentía. No puedo. No hay palabras. Corrijo, las habrá, pero no las encuentro.
Salimos del restaurante a las cinco menos algo. Isa, Esther y Rebeca se despidieron de nosotros, y quedamos solos. Le miré.
Le enseñé la zona de los graffitis, y grabó nuestro mensaje en un huequito de pared en blanco; fuimos a un parque que estaba cerca, y allí nos tumbamos sobre el césped.
El resto del sueño me lo guardo para mí.
Como dije, es demasiado maravilloso como para poder encontrar las palabras adecuadas.
¿Sabéis? Fue el mejor día de mi vida, el mejor cumpleaños que he tenido nunca y la mejor sorpresa que me han dado jamás.

domingo, 25 de marzo de 2012

Starry Sky

-... ¿Entonces por qué es que en la escuela se ríen de mi?
- Ser raro es un rasgo característico. Sería aburrido si fueras igual a todos los demás, ¿no?
- ¿Un rasgo característico...?
- Tienes algo que solamente tú posees. ¡Vamos! ¡De esa manera es mucho más divertido!

domingo, 18 de marzo de 2012

Como cada noche desde tiempos inmemoriales, se encendieron las velas y los candelabros a la hora que acostumbraban. Su luz precavía a los confiados, alejaba a las sabias bestias y daba el aura misteriosa propia de los castillos.
Y sus dueños comenzaban a despertar.
Eran dos hermanos, ambos altos y esbeltos, con los rasgos exóticos propios de aquellos que no frecuentan el exterior. Sus miradas eran un pozo sin fondo, enigmáticas, puede que incluso atractivas; pero que si te cruzabas con ellas abandonabas toda esperanza. Kuran Kaname era el primero, siendo su gemelo Zero Kaname.
Aquella noche esperaban a un "invitado" que venía de África, a un cobarde que había osado, y conseguido, hundir su reputación a base de mentiras desde las sombras. Lo habían buscado por todos los confines del mudo, hasta que dieron con él y le obligaron a prometer que aquella noche les visitaría...
Ya no habría amanecer para Kail Argisaaren.
¿Y quién se atreve a romper una promesa hecha a un vampiro? Ni siquiera aquel insensato. A medianoche apareció en medio del salón, e inmediatamente fue rodeado por los hermanos; quienes, con una pulcritud asombrosa, le despojaron de su capa.
-Estará cansado de tan largo viaje. Por favor, permítame ofrecerle una copa.-dijo Kuran suavemente.
El viajero le miró con odio, y sabiendo que era inútil negarse, aceptó con una sacudida de cabeza.
El vino era rojo como la sangre que pronto se derramaría.
-¿Está todo de su agrado? ¿Suficiente luz? ¿Tiene frío? Quizá prefiere el violín...-murmuró Zero con su media sonrisa en descomposición, al tiempo que una música macabra encabezada por un violín chirriante comenzaba a sonar.
-Todo perfecto, gracias.-dijo el invitado entrecerrando los ojos.
Los hermanos sabían que se consumía en la envidia. Kuran pensaba que era producto de una inmadura e inexplicable rivalidad; pero Zero creía que su odio era algo más, nada precoz, nada fugaz, algo que llevaba siglos y siglos ardiendo en el interior de su podrido corazón... El huésped carraspeó y se levantó, quebrando así el silencio que había inundado la sala. Los anfitriones también se incorporaron, quedando los tres de pie, frente a frente.
Las velas iluminaban tenuemente la gótica estancia. El viento golpeaba furiosamente contra las vidrieras. La respiración del reloj de plata resonaba en la sala.
Lo que duró el parpadeo de Kail Argisaaren fue lo que tardaron ambos hermanos en despedazarle, aplastar su cráneo contra el suelo y esparcir sus restos por el salón.
-La libertad...-empezó Kuran.
-... es nuestra.
-La noche...
-... nos pertenece.
-Y aquel que ose hacernos frente...
-... morirá.-concluyó Zero.

Se miraron en silencio y abandonaron la estancia.

viernes, 13 de enero de 2012

If only you could see

Me dijeron que no podía, que no debía, que jamás lo alcanzaría, que era una cría indeseable, que no tenía motivo para estar en aquella estación. No tenía la edad para pensar por mi misma. "Lárgate", fue su última palabra antes de darme la espalda para siempre.
No les hice caso.
Seguí mi camino, monté un tren a base de recuerdos, deseos, dudas y sobre todo, mucho, mucho dolor que escondía tras una sonrisa. En mi tren cabrían pocos pasajeros, pues nunca me gustaron las multitudes muy cerca de mi corazón. Cuando estuvo mas o menos aceptable, lo puse en marcha.
Descarrilé, se me acabó el combustible, mucha gente se bajó, decepcionada, y subieron indeseables a los que no pude contener, hubo que hacer algunas reparaciones de última hora, totalmente imprevistas... Y aquí estamos. Aquí estoy. Saludándoos desde la ventana del conductor.
No penséis que estoy todo el día ahí delante, no; cuando me canso, me retiro a la parte posterior, donde nunca nadie ha entrado. Me tumbo sola en la oscuridad a pensar, mientras el tren sigue avanzando; es muy útil el modo "Finge que no pasa nada" que le puse al principio.
Y el camino sigue, y sigue... Puede que los raíles no sean del mejor material, ni los más bonitos, ni los más seguros... Pero con ellos avanzo y avanzo cada día.