domingo, 26 de enero de 2014

Esto no es una declaración de amor. Esto no es algo romántico.

Hay quien dice que no se puede definir el amor y que los diccionarios están equivocados. Los románticos son de esos. Yo difiero, pero no por ello soy escéptica. Tampoco indiferente. Yo soy Lu. Creo que el amor sí se puede definir pero se esconde muy bien, y cuando se encuentra es tan efímero que no se cree haberlo visto. Entiendo que ellos, los románticos, escépticos e indiferentes, no han buscado en tus clavículas. Tampoco han recorrido ese largo camino que traza tu espalda ni se han detenido a observar tu cintura. Tu estrecha y fina y hermosa cintura. Y si no han hecho eso, es mucho suponer que se hayan detenido a observar tus ojos y se hayan percatado de que son un pozo sin fondo donde se esconden muchos secretos. Quizá en ellos esté la definición que tanto anhelan. Pero también es muy fácil ahogarse... Aunque llegaran ahí, aunque hubieran desvelado todos los rincones de tu cuerpo no encontrarían lo que tanto buscan, pues se halla encerrado en tus palabras. Todas las letras, las que te inventas, las que yo entiendo, nuestras vocales, todas ellas parecen salir de tu boca con el único propósito de hacerme entender lo que sientes. Mi negación no tiene cabida a tu lado, se ve abocada al suicidio, al igual que mi odio y mi soledad. Me gustan, sí, pero tú me gustas más. Y no seré yo quien envenene tus hermosas palabras con mis sentimientos descompuestos.
La palabra amor se oculta tras tu sonrisa.
Su significado quedó esperando por nosotros en una cama deshecha.