miércoles, 7 de julio de 2010

Rechazo.

Me siento extraña, vacía, al ver que ya no me tomas en serio. Que no me recuerdas como era. Como una concha alejada del mar que la acogió en su seno, que la quiso y amó hasta lo imposible, y ahora, cuando vuelve de su pecera, la rechaza. Te miro, te veo igual, distinto y diferente, más abierto y burlón. ¿Dónde se queda mi hombre de hielo, mi amigo? Nunca quise más, y lo supiste, y lo acepaste. Pero eso quedó atrás, ¿verdad, amor? Te parece que escupo estas palabras con rabia y odio y tristeza, pero no. Sólo te digo, que esta vez, cuando vuelvas arrepentido (¡te conozco!), no habrá marcha atrás. En tres meses, ya veré a otro hombre de hielo, alguien imposible para mí. Pero tu quedarás muy atrás, en las nieblas y oscuridades de un pasado que no querré recordar. En tres meses, te olvidaré. O en menos. No necesito la ayuda de nadie para limpiar mi alma.