domingo, 7 de septiembre de 2014

Madrid entre los dientes.

Madrid va pareciendo un lugar diferente, un Madrid que nunca visité. La segunda piel de la serpiente. Septiembre en Madrid, no puedo esperar a Octubre, no veo llegar Noviembre, que Diciembre muera por el camino. Es decir, todo ha cambiado. Todo sigue siendo exactamente igual, sus calles, sus turistas, sus bares y sus mendigos. Ya no puedo esperar a volver a recorrer el centro, las callejuelas sucias, los restaurantes chinos, las bibliotecas polvorientas regentadas por locos, sus teatros. Me dí cuenta que todo ha cambiado, que nada es como antes, e incluso si llego a perderlo, si llega a desaparecer, si le consumen los libros, seguiré viendo a Madrid así, tan hermosa, tan orgullosa, tan cálida, tan elegante, tan caprichosa.
Esa sonrisa sosegada, dulce, quizá irónica, pero sin maldad alguna. No veo serpientes tras ella, no me reconozco. Ha dejado un regusto agridulce en mi mente y ya no puedo apartarme de su lado. ¿Su lado? Quizá le estoy dando demasiada importancia. Simplemente quiero redescubrir Madrid así, una y otra vez hasta morir.