viernes, 15 de abril de 2011

Declaración.

Te quiero. Sorprendido, ¿eh? O quizá no. Supongo que si te lo dijera ocurriesen dos cosas: en la primera opción, y la más deseada por mí, sonreirías y me mirarías fijamente, quizá harías algún chiste; pero dirías que tu también, y empezaríamos una relación seria (todo lo posible que fuera si estoy yo). La segunda alternativa, que es por la que no me arriesgo a decir nada, sería que me rechazases. Se me partiría el corazón, ¿sabes? Porque te quiero muchísimo, y ésa es la razón por la que me comporte tan cobardemente. Sonreirías pero me dirías que no me conoces tan bien como quisieras o que tú a mí no o que es mejor ser amigos. Me dolería mucho, muchísimo; pero si aún pudiese conservar tu amistad me contentaría. Antes de conocerte, incluso antes de dirigirte la primera palabra, te respetaba. Me producías (y produces) respeto, admiración, curiosidad, y ganas de beberme todo lo que me quieras dar. Incluso cuando estaba con ése otro, si, aquel capullo, no podía dejar de mirarte. Y no me sentía mal por ello. Me llevas dos años, que en breve serán tres, y me río apenada al pensar que nunca podré ser tuya. Eres mucho, demasiado. Una meta muy alta para mi. Pero eso no hace sino desearte aún más. Eres prohibido, ¿sabes? Y lo prohibido me gusta; es excitante. Intocable. Inalcanzable. Pero tan cercano con aquellos que forman parte de tu día a día... Como lo fuiste cuando empezaste a hablarme. Porque es uno de mis mas preciados y felices recuerdos, que fuiste tú, y no yo, quien cruzó la primera palabra. Y fue hace apenas dos meses, o menos. Ahí se acabó la cosa, por que de lunes a viernes yo era una mas, y de fin de semana, obviamente, no hablar. Hace dos días entablaste conversación. Cercano y gracioso. Pensé que era el ser más feliz que en ese momento pisaba la Tierra. Radiante como el sol. Y seguimos hablando y hablando, cada vez con mas confianza. Hasta que me llamaste "Lu". Será una tontería, pero para mi es muy significativo (tanto para lo buen como para lo malo) que alguien de el paso de tomar confianza conmigo y abreviar mi nombre cariñosamente. Y de Lucy Liú... Buah, séptimo cielo. Pero tu... Lu. Sonreíste al decirlo, no fueron imaginaciones mías. De las miradas silenciosas y achocolatadas que raramente me dirigías, con las que caí ante ti, no hablaré. Porque fueron (y son) mías, y cada una tenía un significado especial. Esta declaración de amor quedará entre las ventanas del autobús, sin nunca llegar a tus oídos acostumbrados al rock. Lu.

2 comentarios:

  1. Sí, a mí me pasa lo mismo con mi blog >.< ¡¡Malditos procesadores de texto extraños!!

    Igualmente, es precioso lo que escribes. Me ha pasado tantas veces... Pero no sé. El amor es algo ante lo que no sé como actuar. Estoy tan perdida es mis historias, en mis extrañas fantasías, que se me hace extraño y realmente endiablado jugar a esa partida de tiras-y-aflojas que llaman "amor" esas miradas, esos suspiros, entablar una relación... todo para mí es confuso, como un largo texto en ruso.

    Y no negaré que debajo de esa aparente confusión subyace el hecho de tener un miedo arrollador a ofrecer el corazón, aún sangrante de mi pecho, y recibirlo de nuevo pisoteado, un masa inútil y desmarañada.

    Suerte.

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  2. e_e yo ya te he dicho que no es inalcanzable!

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